En mi barquito de papel voy al llamado, me lleva al mundo, fantástico de Bosch, de líneas de Rembrandt, sutil de Degas, desbordante de Picasso, escucho el canto de las chicas de Aviñón, al musical de Klee, floto en sus bellas fantasías, encuentro la isla del color de Tamayo, las sandías saben a rojo magenta, ahí conozco a los fabulosos animales de Nieto. Ahora viajo en mi propio mundo de líneas y colores; el llamado se ha cumplido, el aprendizaje apenas comienza.
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